...Sí, te miro... eres de un material al que nadie puso nombre con un canto al instinto como un rito del espíritu y yo te miro desde el fondo de los ojos con la copa detenida de la sangre incendiando la muerte en las arterias... Sí, y caminamos hacia la distancia llevando un recuerdo desteñido en la mirada más allá de lo lejos... Sin miedo a perder nuestras sandalias azules y la llave de la dicha en las estrellas... Y emprendemos el viaje, por un mar de arena, navegando sobre rocas milenarias...Copayapu... Copa de Oro... Copiapó...
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