...EL GRAN DICTADOR...DISCURSO...CHARLES CHAPLIN...

miércoles, 31 de diciembre de 2008

...AÑO NUEVO...ÁNIMO NUEVO...FE RENOVADA...


En el día de hoy(nuevo año) existe demasiada gente que quisiera vivir muchos años siendo joven, donde el cuerpo no envejezca y poder tener la vitalidad de un ser humano de 20 años, es normal desear esto, porque el paso del tiempo es inevitable y este cuerpo va mostrando que no somos iguales, pero lo importante es cómo te sientas en tu interior, si allí eres joven, reflejarás esto en tu comportamiento y al transmitirlo harás que se desee vivir así, sigamos pues estos consejos.

RECETA PARA VIVIR 120 AÑOS Las personas optimistas viven más años y tienen más salud.
El psicólogo Bernabé Tierno en su libro "optimismo vital" nos da la clave para vivir 120 años.
¿Lo intentamos?
1º- Limpie sus miedos y deseche prejuicios.
2º- Deje a un lado celos y rencores que le atormenten.
3º- Mantenga vivo el niño que hay en su interior.
4º- Tenga paciencia con todo lo que le rodea.
5º- Tenga energía y coraje para afrontar la vida.
6º- Añada un poco de generosidad a su vida.
7º- Tenga una pizca de locura.
8º- Es necesario que le ponga alegría a su vida.
9º- Amigos y trabajo pueden hacerle optimista.
10º- Acompañe su vida con la música.

REALIDADES EN CUANTO AL ESTRÉS:
• El 43% de todas las personas adultas sufren de problemas de salud a causa del estrés.
• Entre 75-90% de todas las visitas a los consultorios médicos, tienen que ver con males y padecimientos relacionados con el estrés.
• El estrés está vinculado a las seis principales causas de muerte: padecimientos del corazón, cáncer, enfermedades pulmonares, accidentes, cirrosis hepática y suicidios…
• La Dirección de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA), declaró al estrés como un riesgo en los lugares de trabajo. En términos de horas perdidas debido al ausentismo laboral, menor productividad y pagos al personal por accidentes de trabajo, el estrés le cuesta a la industria de los Estados Unidos más de 300.000 millones de dólares cada año.
• La influencia de una enfermedad emocional que dura toda la vida, es más del 50%, debido muchas veces a reacciones de estrés crónicas, no tratadas.
¿QUÉ PUEDE USTED HACER EN CUANTO AL ESTRÉS? • Mantenga una actitud positiva.
• Acepte que puede haber circunstancias que usted no es capaz de controlar.
• Sea positivo no agresivo. Exprese sus sentimientos, opiniones o creencias en vez de enojarse, ponerse a la defensiva o adoptar una actitud pasiva.
• Haga ejercicio con regularidad. Su cuerpo puede combatir mejor al estrés si usted esta en buenas condiciones físicas.
• Tenga una dieta saludable y bien balanceada . . . Descanse lo suficiente. Su cuerpo necesita tiempo para recuperarse de situaciones estresantes.
No te impacientes…
No te alteres…
No te excites…

sábado, 20 de diciembre de 2008

...SUICIDIO...SUICIDIO...


La mayoría de los suicidios tienen lugar durante una crisis depresiva. El suicida siente un dolor emocional que se le hace insoportable, se siente desesperado, piensa que nada cambiará en el futuro, que no puede contar con nadie que le dé su apoyo y no ve más salida a su sufrimiento que la muerte. Sin embargo, estas personas no quieren dejar de vivir; lo que verdaderamente quieren es dejar de sufrir, pero su estado mental depresivo les impide pensar en otras soluciones, estando su pensamiento centrado en los aspectos negativos de su vida, sin ser capaces de tener en cuenta los positivos. Esta memoria selectiva es un síntoma de la depresión, no de quienes son ellos.
El suicidio no se elige; sucede cuando el dolor es mayor que los recursos para afrontarlo. A lo largo de nuestra vida aprendemos diversas formas de solucionar los problemas. Algunas personas tienen más recursos de afrontamiento que otras. Pero es algo que siempre se puede aprender durante una psicoterapia.
La clave: la depresión se puede tratar por medio de psicoterapia y medicación antidepresiva. Los problemas se pueden resolver aprendiendo las diversas formas de hacerlo.
Los síntomas de la depresión
- Tristeza persistente. Puede romper a llorar sin saber por qué.
- Desesperación, impotencia, sensación de falta de valía (puede hacer comentarios negativos acerca de sí mismo).
- Pesimismo y/o culpa.
- Fatiga o pérdida de interés en actividades ordinarias, incluido el sexo. Falta de entusiasmo.
- Alteración en los patrones de sueño y alimentación.
- Irritabilidad. Se enfada fácilmente por pequeñas cosas que antes no le molestaban.
- Ansiedad y ataques de pánico.
- Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
- Pensamientos, planes o intentos de suicidio.
- Síntomas físicos persistentes o dolor que no responde a ningún tratamiento.
- Aislamiento. Incapacidad o falta de interés en comunicarse.
Pistas que nos indican que una persona puede estar pensando en suicidarse.
Estos signos, que pueden ser conscientes o inconscientes, son muchas veces un grito de ayuda de una persona que no es capaz de expresar lo mal que se está sintiendo. La presencia de estos signos no indica necesariamente que quiere suicidarse, pero conviene estar atentos.
- Decir cosas como: "todo el mundo estaría mejor sin mí"; "no importa; no estaré aquí mucho tiempo más"; "lo sentirás cuando esté muerto". Estas frases hay que tenerlas muy en cuenta y no considerarlas sólo palabras.
- Preocupación por la muerte: hablar o escribir sobre ella.
- Hacer testamento, arreglar papeles, regalar cosas.
- Estar de repente contento y relajado tras haber estado muy deprimido durante un tiempo. A veces, cuando una persona ha tomado la decisión de suicidarse, puede sentirse mejor porque ya nada le preocupa.
- Visitar a amigos y familiares (se trataría de una despedida).
- Haber tenido muchos accidentes recientemente. Implicarse en conductas de riesgo, como exceso de velocidad.
- Acumular fármacos.
- Hablar sobre el suicidio, incluso bromeando.
- Cuanto mayor es la depresión mayor es el riesgo de suicidio.
Si hemos detectado estos indicios, ¿qué hacemos?
Lo primero es preguntárselo. No pienses que por preguntar a alguien si ha pensado en suicidarse le vas a "dar la idea" de hacerlo. Eso no es cierto. Ten en cuenta que son pensamientos y sentimientos que se viven en un gran aislamiento y de los que la mayoría de las personas no se atreven a hablar debido al tabú que existe a su alrededor. Te agradecerá que le des esa oportunidad y le permitas hablar libremente. Tener a alguien que le escuche puede ayudarle mucho.
Cuando alguien te dice que quiere suicidarse.
- Averigua si existe un riesgo inmediato de suicidio: pregúntale si tiene intención de hacerlo o sólo lo ha pensado, si tiene un plan y cuándo lo llevaría a cabo (inmediatamente, en unos días, en unas semanas). La mayoría de las veces no hay un riesgo inminente de suicidio, pero si es así, no dudes en llamar a la policía.
- No le dejes solo. Escucha atentamente lo que tenga que decirte sin juzgarle. No trates de minimizar sus problemas e intenta ponerte en su lugar y entender lo que siente. Lo importante no es si lo que te dice es realista, sino cuáles son sus sentimientos. Recuerda que para esta persona sus problemas son tan graves como para preferir la muerte antes que seguir soportándolos.
- No hagas que se sienta culpable diciendo, por ejemplo, que hará un daño enorme a su familia.
- No desestimes sus sentimientos. No le digas cosas como :"olvídate de eso".
- Muéstrale cariño; permítele expresar sus sentimientos; deja que llore o se enfade.
- Dile que lo que le sucede tiene tratamiento, que le vas a ayudar todo lo posible y que puede contar con tu apoyo.
- Saca de su casa cualquier cosa que pudiera usar para hacerse daño, como pastillas.
- Ayúdale a encontrar un psicólogo o psiquiatra. Dile que no pierde nada con intentarlo, que para suicidarse siempre hay tiempo. (A veces es más fácil conseguir que posponga el suicidio que lograr que abandone esas ideas).
- Dile que los pensamientos y deseos de suicidio siempre son temporales.
- Recuerda que una persona con deseos de suicidio debe ver a un especialista inmediatamente.
Si estás deprimido y piensas en el suicidio...
- Ten en cuenta lo siguiente:
1. La mayoría de los suicidios ocurren durante los primeros tres episodios depresivos. Después, estas personas suelen darse cuenta de que los pensamientos suicidas son siempre transitorios. Cuando aprenden, por su propia experiencia, que cualquiera de estos episodios acaba pasando, la probabilidad de llegar a suicidarse disminuye.
2. Tú no tienes la culpa de sentirte así. Si pudieras animarte lo harías. Ten presente que lo que tienes es una depresión, y eso es algo que se puede tratar.
3. Evita las drogas y el alcohol. La mayoría de las muertes por suicidio son debidas a un impulso repentino. Las drogas y el alcohol contribuyen a que se produzcan dichos impulsos.
4. Incluso si ya has recibido tratamiento, recuerda que hay distintos tipos de terapia. A veces hacen falta varios intentos hasta encontrar el tratamiento adecuado para cada persona.
5. El hecho de que no puedas pensar en otra solución que no sea el suicidio no significa que no exista. Tu depresión está alterando tu capacidad para pensar. Amigos, familiares y terapeutas pueden ayudarte a encontrarla.
- Haz una lista con las cinco personas a las que podrías recurrir.
- Prométete a ti mismo que si piensas en suicidarte dejarás de lado momentáneamente esas ideas y llamarás a la primera persona de la lista y que si esa persona no te toma en serio o no te da el apoyo que necesitas llamarás a otra.
- Busca un psicólogo o psiquiatra y pide cita inmediatamente.
- Escribe tus síntomas depresivos y tus pensamientos suicidas.
- Escribe acerca de tus metas, tus esperanzas y deseos para el futuro y sobre las personas que valoras en tu vida. Léelo cada vez que necesites recordar por qué tu vida es importante.
- Habla con las personas que son importantes para ti y cuéntales lo que te pasa, de forma que puedan estar preparados si aparece una crisis suicida.
- Reconoce los síntomas que pueden llevarte a una crisis suicida. Indican que es momento para mimarte y cuidarte, no para enfadarte contigo mismo...

...NOBLEZA....SUICIDIO....JUVENTUD....



El revólver estaba ahí. Y el papel y la pluma también. Como obedeciendo una decisión firme y sabiendo lo que tenía que hacer, Pedro Gálvez, de Santiago, Chile, escribió la nota.
«Cedo mis órganos para que sean utilizados por alguien que los necesite.» En seguida, con la misma tranquilidad con que había escrito la nota, tomó el revólver y se disparó un tiro. Pedro tenía doce años de edad.
El suicidio de una persona siempre nos conmueve. Cada día decenas de miles de seres humanos a lo largo y ancho del mundo atentan contra su vida. Pero el suicidio de un niño conmueve el doble. He aquí un pequeño, de apenas doce años de edad, que quién sabe por qué razón se mata a sí mismo.
Sin embargo, Pedro había oído de la donación de órganos de personas muertas para beneficiar a personas vivas. Y había oído, también, del niño chileno accidentado, cuyos órganos habían sido donados para algún niño argentino. Y él quiso hacer lo mismo. Ya que él se eliminaba, decidió que sus órganos sirvieran a alguien que los necesitara para salvar su vida.
En este caso hay dos factores que nos conmueven. Uno es la nobleza evidente en un pequeño que apenas comienza a vivir. En contraste con el egoísmo y el ensimismamiento de muchos, este niño, aun en su agonía, pensó en otros: «Cedo mis órganos para que sean utilizados por alguien que los necesite.»
El otro factor que nos conmueve es el hecho del suicidio de un niño. Pedro tenía apenas doce años de edad. ¿Qué agonía podría abatir a un pequeño de sólo doce años, que lo llevara al extremo de quitarse su propia vida?
No podía ser el abuso de un cónyuge. A los doce años nadie se casa. Ni podía ser la pérdida de una fortuna. A los doce años no se manejan fortunas. ¿Entonces qué pudo haber deprimido a un niño a tal grado que lo llevara a suicidarse?
Ya a esa temprana edad los niños saben lo que es el dolor de un hogar en quiebra. Más de un pequeño se ha quitado la vida por causa de padres que se separan. Es más, basta el descuido narcisista de los padres para que un hijo, de cualquier edad, se entregue a las drogas. Y de ahí, sólo hay un paso al suicidio.