...EL GRAN DICTADOR...DISCURSO...CHARLES CHAPLIN...

jueves, 18 de junio de 2009

...PROFESOR ENTRE CORCHOS...SENSIBLIDAD Y COMUNICACIÓN...


Sí…en la vida hay muchos profesores, todos tenemos el recuerdo de aquellos que pasaron muchos días instruyéndonos para que seamos hoy personas con conocimiento, es una labor muy especial que deja un sabor maravilloso por cumplir esa labor tan gratificante, pero aun ellos necesitan aprender de los que tienen más experiencia y en este mensaje vemos qué tremenda enseñanza le dan a una Maestra, tomemos este recuerdo y veremos óptimos resultados.

Hace años, un Supervisor Educacional visitó una escuela primaria. En su recorrida observó algo que le llamó poderosamente la atención, una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían gran desorden; el cuadro era caótico. Decidió presentarse: - Permiso, soy el Supervisor del colegio ¿algún problema? - Estoy abrumada señor, no sé que hacer con estos chicos... No tengo láminas, el Ministerio NO ME MANDA MATERIAL DIDÁCTICO, no tengo nada nuevo que mostrarles ni que decirles... El Supervisor, que era un docente de alma, vio un corcho en el desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos: - ¿Qué es esto? - Un corcho señor... -gritaron los alumnos sorprendidos. - Bien, ¿De dónde sale el corcho? - De la botella señor. Lo coloca una máquina.., del alcornoque, de un árbol .... de la madera..., - respondían animosos los niños. - ¿Y qué se puede hacer con madera?, -continuaba entusiasta el docente. - Sillas..., una mesa..., un barco... - Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a qué Región Chilena pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A que país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? - Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc. La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida: - Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias. Pasó el tiempo. El Supervisión volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden... - Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí? - Si señor, ¡cómo olvidarme! ¡Qué suerte que regresó!No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?
Yo mismo puedo dar a conocer un testimonio que marcó mi vida laboral cotidiana como Docente de Aula.
Durante un año tuve una estudiante que se comportaba de forma inadecuada.
Esta historia empieza el primer día de trabajo.
Cuando ingresé a dar mi primera clase en el Segundo Medio A, me topé con un grupo de estudiantes con un espíritu rebelde y de indiferencia.
No fue difícil identificar a la líder, que a propósito era una señorita muy inteligente.
Cada vez que entraba a la aula de clases esta señorita de nombre Sandra, empezaba a inquietar al resto de alumnos, se paseaba por la sala sin pedir permiso, en pocas palabras hacía lo que le daba la gana.
Mi posición frente a ella era la de ponerle en su sitio y disciplinarla. Pero esto no calmaba para nada a esta señorita.
Un día ya cansado de reprenderle me hice una pregunta ¿Cómo puedo cambiar la actitud negativa de Sandra?
Gracias a Dios se me ocurrió una idea genial, pedí a todos los alumnos que fueran a la biblioteca, que yo les llamaría uno por uno para conversar con ellos.
Mientras iba conversando con cada uno de mis estudiantes me di cuenta que Sandra influenciaba a todos muy sutilmente.
Llegó el momento de conversar cara a cara sin ningún testigo con esta estudiante.
Se sentó frente a mí, me miró a los ojos como desafiándome y esperando que le rete, pero se topó con la sorpresa que su profesor le pedía disculpas por tratarle en forma enérgica y a veces tosca.
Luego le dije que ella era una mujer muy inteligente y que ella sería un gran líder, que Dios la había escogido para influir en muchas personas, pero que necesitaba ir tallando su carácter y que debía cambiar de actitud si quería llegar a ser muy importante.
Cuando de pronto su rostro altivo se transformó y empezó a llorar y dijo discúlpeme por comportarme tan mal con usted, he tenido problemas en todos los colegios en que he estado por mi forma de ser.
Mientras ella lloraba mi corazón se quebrantó y empecé a llorar con ella.
Fueron unas lágrimas hermosas porque desde ese día en el aula todo empezó a cambiar porque ella y yo nos comunicamos y nos perdonamos.
Cuando bajamos de nuestro pedestal y nos volvemos humildes, además de recordar que cada persona tiene emociones y sentimientos que sufren, lloran, ríen, que son sensibles, pueden ocurrir milagros.
Es hora de comunicarnos deponiendo actitudes y dando lugar al perdón.

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